miércoles, noviembre 29

Franz von Stuck

martes, noviembre 21

Como flor que se resiste
Al grito de "¡Imposible!"
A marchitarse
Como aquel gato suicida
Que malgasta 7 vidas
Y un viaje
Como aquel poeta tardío
Que ha escrito mil versos
Para nadie
Como tú y como yo,
Como otros tantos
Que se fugan, que se esfuman
Que son llanto
Como el aire, como el sol
Como la escarcha
Que antes de que llegue el día
Va y se marcha
Como vivir sin vida
Como morir sin tierra
Como soñar desnudo
Como buscar abuela
La lucha eterna
Malditas piernas
Quién fuera flor.

domingo, noviembre 12

No lo sé

Entré en el bar y nuestras miradas se cruzaron. Es curioso porque, por primera vez, fue especial. Y fue especial porque fue diferente: yo le miré y no sentí nada y, cuando él me miró, se podía intuir cualquier cosa menos indiferencia. Después de tantos años, de haber sufrido tanto por su indiferencia, era yo quien pasaba por su lado altiva, sabiéndome ganadora, mientras que él, quizá, dejaba escapar por sus ojos una chispita de derrota. No le compadezco por ello y tampoco me alegro. Por una vez, me sentí mejor que él. Con eso me vale.

sábado, noviembre 4

Al borde del autoexilio

Seguro que lo habéis sentido. Seguro que alguna vez os ha pasado que estáis con alguien y pensáis: "Necesito un descanso, no le soporto, se me atraganta". La solución es fácil: guardas las distancias durante un tiempo y listo. Lo malo es cuando ese alguien a quien no soportas eres tú mismo. Y te ves, como desde una perspectiva zenital, metiendo la pata una y otra vez. Y ese idiota que pone los nervios de punta a los demás y crispa el ánimo de los que más quiere eres tú. Te gustaría bajar y darle una colleja, saltarle los dientes y golpearle con una botella. Pero es imposible, no llegas. Y tampoco puedes alejarte más, no puedes pedir vacaciones de ti mismo... ¡qué lástima! Con lo que necesito yo ahora mismo unas vacaciones. Malvada insoportable.

viernes, noviembre 3

Una decisión precipitada

Acabo de tomar una decisión precipitada. La he tomado hoy y da igual que hasta dentro de un par de meses, 6 ó un año no se haga efetiva: la decisión ya está tomada. He decidido que voy a ser egoísta. No con todo el mundo, porque no es mi estilo. Voy a ser egoísta solo con algunas personas que me han dejado vacía: han venido a mí, me han saqueado y se han ido con los bolsillos llenos diciendo que no era suficiente. Así que he decidido que, a partir de ahora, para ellas ya no hay nada. Me siento incapaz de dar más, porque no tengo más. Ellas ya han tenido lo que han querido. Las he escuchado, las he comprendido y las he reconciliado. Las he hecho entender lo importante que es su amistad, lo imprescindible que es para ellas tenerse las unas a las otras. Y esto me ha hecho comprender que si ellas aguantan es por puro interés. No se han cortado en afirmarlo: "Aguantamos porque nos interesa, porque si no, nos quedaríamos solas, no nos queda otra que aguantar". Comprendí que yo no aguantaba por interés, aguantaba porque me gustaba. Porque yo sí tengo otra. Yo tengo con quién salir y tengo quién me escuche. Ellas no, yo sí; yo lucho por nuestra amistad, ellas esperan a que yo luche. Esto lleva algún tiempo así y yo había tragado. No sé por qué. Quizá por algo así como un sentimiento romántico, por aquello de "toda la vida es mucho tiempo", por los recuerdos, por el aprecio, porque cuando conoces a alguien muy bien llegas a echar de menos incluso sus defectos. Pero entonces ocurrió algo. Una acusación, una puñalada. A ti te estoy defendiendo, a ti te estoy justificando y las dos me decís: te escaqueas, nos dejaste con el marrón y las malas caras. Y yo que estaba allí, pasando frío y sueño, alucinaba, yo que no había discutido con nadie y que podría estar viendo el fútbol o tumbada en la cama no llegaba a comprender cómo podían decir aquello. Me eché a llorar. Soy una llorona, lo sé. Traté de explicarme y ellas solo vieron mis lágrimas: yo lloraba, no pasaba nada, ya no me dirían nada más aunque siguieran pensando que me escaqueaba. Y que lloraba solo para seguir escaqueándome. Cuando lo cierto es que estaba allí dando la cara solo para que ELLAS arreglaran SUS diferencias.
Hoy, especialmente hoy, me siento cansada. Hoy he decidido que, a partir de ahora, dejaré de ser como ellas querrían que fuera (ya que está visto que no lo puedo ser) y seré más como ellos que, al menos, no me echan nada en cara.
El día ha amanecido gris y llueve sin cesar. El día tiene ganas de un baño caliente con espuma. Con velas, quizás. Sin compañía. El día tiene ganas de desnudarse o, al menos, de quitarde el pijama. Pero el día hoy se ha levantado tan triste que le dan igual incluso sus propios antojos. El día tenía que haber ido a por el pan, tenía que haber comentado textos para crítica literaria, tenía que haberse depilado las piernas y, por qué no decirlo, tenía que haber echado un polvo. Pero el día decidió que, tan gris como se sentía, lo mejor era pasar la tarde en la cama. Y a estas alturas ya no sabe si se encuentra nublado por no haberse levantado de la siesta o si no se ha levantado de la siesta porque la niebla se lo impide. El día cree que su mejor medicina sería un beso, pero sabe que va a tener que conformarse con un par de aspirinas y con visitar alguna página guarra en la red y a una amiga con esguince. El día lee una revista para féminas, con útiles consejos sobre qué hacer antes de quedarse embarazada o si su relación de pareja ya ha pasado la fecha de caducidad. El día sonríe: lo ha hecho ya todo y no, su relación no tiene fecha de caducidad. El día, hace un par de horas, se ha quedado sin voz. El día no puede cantar las canciones que suenan en sus altavoces y que oye, pero no escucha. El día está preocupado: ¿qué escribirá para su próximo artículo? Nada lo suficientemente bueno, es probable. Lo ve con claridad: será mediocre y superficial, sí, un artículo de esos que pasan sin pena ni gloria. Escribirá cosas sobre las que no sabe nada en lugar de escribir sobre lo que de verdad le interesa: el cambio climático. El día vuelve a sonreír: ya no es laísta. O al menos eso cree. El día desearía tener fuerza de voluntad y leer a Álex Grijelmo y cantar a Janis Joplin, pintar a Goya y esculpir a Rodin. El día desearía un poco de sol. El día tiene un blog.