viernes, octubre 10

Esta noche

He soñado con él. Paseábamos por los rincones de mi infancia y buscábamos un césped seco y poco concurrido para tumbarnos y besarnos. El otro no existía y, sin él, tampoco había remordimiento.
Ahora, en la mañana después del sueño, el otro, el de siempre, es el único que me acompaña y su presencia me hace sentir remordimientos, aunque los besos en la hierba hayan sido sólo un sueño.