Se venden becarios a 235,20 euros

En la vida, excepto para unos pocos, todo acaba siendo menos de lo que esperas. Y de nada sirve hacer planes y esforzarse, no vale de nada. Al final siempre acabas en casa, en pijama, oliendo un poco mal porque hoy no te has duchado. Sin ganas de salir a la calle porque temes a la lluvia y a la gente, temes que todo vuelva a salir mal otra vez y que, de nuevo, te pille al descubierto.
235,20 € es menos de lo que esperaba y más de lo que merecemos, dicen ellos. 235,20 es el precio al que pagan las ilusiones, el trabajo y el esfuerzo. Son las monedas con las que tratan de recompensar las ganas de aprender y el afán de superarse. 235,20 euros para mí no es nada comparado con mi tiempo, mi dignidad y el asesinato a sangre fría de mis esperanzas.
Y es que todo es menos de lo que esperas. Esperas que el trabajo sea como te prometen, que lleguen a tu cuenta 240 euros, que te cambien de sección, que te enseñen, que el tiempo que pasas viendo el sol sólo cuando vas de camino al metro sirva para algo. Pero luego están Hacienda, las necesidades de la empresa, el cinismo de los compañeros que te dicen que tienes suerte de que te dejen estar donde estás, ese algo en ti que no le gusta a la de Recursos humanos y no sé cuántas cosas más.
Y al final, lo único que te queda es el pijama.