Por el camino al edificio nuevo
La miré de arriba abajo, la miré dos o tres veces. El pelo rubio y bien cuidado cayendo sobre la espalda, sobre el abrigo a la última comprado hace tres días. Y miré sus piernas, finas, como de niña, como de tener problemas para encontrar vaqueros de esa talla, llevándola, como a saltitos, todo lo deprisa de lo que eran capaces, por el camino al edificio nuevo.
La imaginé desnuda, de nuevo de arriba abajo. Y la ví sobre una cama de sábanas blancas, desnuda, claro, con esa expresión suya de no querer expresar nada. La vi abriéndose de piernas para él y vi cómo él la rechazaba por miedo a hacerla añicos.
Y dejé de mirarla.
La imaginé desnuda, de nuevo de arriba abajo. Y la ví sobre una cama de sábanas blancas, desnuda, claro, con esa expresión suya de no querer expresar nada. La vi abriéndose de piernas para él y vi cómo él la rechazaba por miedo a hacerla añicos.
Y dejé de mirarla.
1 Comentarios:
Joder.
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