Mi primera vez
Hoy ha sido mi primera entrevista. El sábado, en previsión de este importante evento en la vida de todo desempleado a la caza de oportunidades, decidí ampliar mi armario más allá de vaqueros desgastados y camisetas negras y comprarme algo de ropa "decente". Tras los primeros desengaños (la vida es así, los pantalones de vestir te hacen culo de cuarentona) encontré un vestido ni demasiado formal, ni demasiado informal, que, modestia aparte, me queda cojonudamente. Elegido el modelito, solo queda esperar al gran día.
El gran día era hoy a las 12, en un despacho de un profesor de mi facultad. El anuncio al que respondí fue éste. "Cojonudo" pensé cuando lo leí. La verdad es que tenía (y tiene) muy buena pinta. Así que esta mañana me he enfundado en mi vestido de las entrevistas (a partir de ahora será mi uniforme oficial para estos menesteres) me he pintado un poco y sí, hasta me he peinado. He ido a la Facultad, he esperado pacientemente a que dieran las 12 para ir al despacho y, cuando he llegado, un pos-it en la puerta anunciaba que el profesor estaba tomando café. He vuelto a esperar, un poco menos pacientemente que antes, y ya he visto llegar al hombretón de la barba que me iba a entrevistar. En cuanto ha aparecido por las inmediaciones de su despacho, de la nada, ha empezado a salir gente con currículums en las manos y carpetas bajo el brazo (ya os hablaré de mi carpeta de las entrevistas). El homrbe se ha limitado a cogernos los curriculums y a repartirnos un cuestionario. Ha dejado caer que si habíamos estudiado en colegios privados o similares, lo pusiéramos clarito porque nos daría puntos. Así que he rellenado el papelito, se lo he entregado, ha subrayado que he estudiado en un colegio de curas y medio sé de páginas webs y me ha despedido con viento fresco. Él aún no lo sabe, pero yo sé que soy demasiado poco pijuli para ese puesto.
Si leéis el resto del blog de este hombre, a lo mejor os asustáis así que no lo hagáis.
¿Me llamarán?
El gran día era hoy a las 12, en un despacho de un profesor de mi facultad. El anuncio al que respondí fue éste. "Cojonudo" pensé cuando lo leí. La verdad es que tenía (y tiene) muy buena pinta. Así que esta mañana me he enfundado en mi vestido de las entrevistas (a partir de ahora será mi uniforme oficial para estos menesteres) me he pintado un poco y sí, hasta me he peinado. He ido a la Facultad, he esperado pacientemente a que dieran las 12 para ir al despacho y, cuando he llegado, un pos-it en la puerta anunciaba que el profesor estaba tomando café. He vuelto a esperar, un poco menos pacientemente que antes, y ya he visto llegar al hombretón de la barba que me iba a entrevistar. En cuanto ha aparecido por las inmediaciones de su despacho, de la nada, ha empezado a salir gente con currículums en las manos y carpetas bajo el brazo (ya os hablaré de mi carpeta de las entrevistas). El homrbe se ha limitado a cogernos los curriculums y a repartirnos un cuestionario. Ha dejado caer que si habíamos estudiado en colegios privados o similares, lo pusiéramos clarito porque nos daría puntos. Así que he rellenado el papelito, se lo he entregado, ha subrayado que he estudiado en un colegio de curas y medio sé de páginas webs y me ha despedido con viento fresco. Él aún no lo sabe, pero yo sé que soy demasiado poco pijuli para ese puesto.
Si leéis el resto del blog de este hombre, a lo mejor os asustáis así que no lo hagáis.
¿Me llamarán?
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