viernes, enero 12

Vuelta a las andadas

Yo, en los orígenes, llevaba el pelo corto. Era algo que iba conmigo: Carmen lleva gafas y tiene el pelo corto. Como el que lo tiene pelirrojo, te toca vivir con eso. Un día, quizá para atraer a tíos que no merecían la pena o quizá, en medio de la fiebre adolescente que te empuja a querer ser "normal", decidí dejármelo largo y a partir de entonces comenzaron una serie interminable de peregrinajes por distintos cortes, tintes, peinados y estupideces que al final han acabado en lo que siempre debió ser: poco pelo. Diréis, "qué superficial! Escribir todo un post acerca de su pelo". Nada más lejos de la realidad. Estoy escribiendo un post acerca de lo superficial que resulta darle tanta importancia a cuestiones como el pelo. El pelo debe ser, como otras cosas, parte de nuestra identidad y si tu carácter es un carácter eminentemente práctico, déjate de melenitas y guirnaldas y rápate. Adjunto foto para que veáis el corte. El que aparece en lugar de mi cara es Albert Camus, cuya imagen me parece más instructiva que la mía. Si no sabéis quién es, ya tenéis algo que hacer para esta tade. Leed La Peste, ya puestos.

2 Comentarios:

Blogger Eugenio said...

Odio ese tipo de gafas. Con toda mi alma.

Pero me gusta tu pelo.

enero 12, 2007 2:10 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

en una mujer es muy femenino el pelo largo. vas a ver si te vuelve a agarrar la locur ade tu adolescencia, como te empiean a llenar la casilla con mensajitos

febrero 13, 2007 6:17 a. m.  

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