Como en los viejos tiempos
Tenía yo un amigo que se llamaba Roberto. Sus padres eran extremeños y me enseñó este romance. No tuvo que repetírmelo demasiadas veces para que lo memorizara, aunque él dijera que sí. A mí me hizo ilusión aprenderlo y a él enseñármelo, aunque dijera que no.
Después de ese verano "dejamos de ser amigos" y yo creo que ninguno de los dos, aún hoy, comprendemos muy bien la razón. Hace unos meses recordé el romance y recordé a Roberto. Pensé que era una lástima no hablarme con él porque había partes que no estaban muy claras en mi memoria. Gracias al milagro de Internet, ya no me parece una lástima no hablarme con él pues tengo el romance entero. Claro que seguro que a él le sigue pareciendo estúpido no hablarse conmigo porque las cosas que yo le enseñé no las encontrará en la red.
Romance de la Loba PardaDespués de ese verano "dejamos de ser amigos" y yo creo que ninguno de los dos, aún hoy, comprendemos muy bien la razón. Hace unos meses recordé el romance y recordé a Roberto. Pensé que era una lástima no hablarme con él porque había partes que no estaban muy claras en mi memoria. Gracias al milagro de Internet, ya no me parece una lástima no hablarme con él pues tengo el romance entero. Claro que seguro que a él le sigue pareciendo estúpido no hablarse conmigo porque las cosas que yo le enseñé no las encontrará en la red.
Estando yo en la mi choza,
pintando la mi cayada,
las cabrillas altas iban
y la luna rebajada.
Mal barruntan las ovejas,
no paran en la majada.
Vide venir siete lobos
por una oscura cañada,
venían echando suertes
cuál entrará a la majada;
Le tocó a una loba vieja
patituerta, parda y cana,
que tenía los colmillos
como puntas de navaja.
Dio tres vueltas al redil
y no pudo sacar nada;
a la otra vuelta que dio,
sacó la borrega blanca,
hija de la oveja churra,
nieta de la orejisana,
la que tenían mis amos
para el Domingo de Pascua.
- ¡Aquí mis siete cachorros,
aquí perra trujillana,
aquí perro el de los hierros,
a correr la loba parda!
Si me cobráis la borrega,
cenaréis leche y hogaza;
y si no me la cobráis,
cenaréis de mi cayada.
Los perros tras de la loba,
las uñas se esmigajaban;
la corrieron siete leguas
por unas tierras aradas.
Al subir un cotarrillo
la loba ya va cansada:
- Tomad perros la borrega
sana y buena como estaba.
- No queremos la borrega
de tu boca alobadada,
que queremos tu pellejo
pa' el pastor una zamarra;
el rabo para correas,
para atacarse las bragas;
de la cabeza un zurrón,
para meter las cucharas,
y las tripas pa' vihuelas,
para que bailen las damas.
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