lunes, abril 2

Comienza el espectáculo

-Vergantonio, dame fuego.

Cori enciende su cigarro con manos temblorosas. Están todos. Desde Johnny hasta ese don nadie de Kimball pasando por Carlito Brigante y Doctor M. Desde hace meses, todos acuden cada miércoles a La Sirena sin nombre, uno de los muchos locales de Vergantonio, el único en el que se puede ver bailar a Cori Mainstream. Las bandas, durante una hora, dejan de lado sus luchas, beben un par de whiskeys, consumen el humo de sus cigarros y se acuestan un poco más felices después de ver el espectáculo. Es un acuerdo tácito: la noche de los miércoles hay tregua en Magra City hasta que acaba el espectáculo. Pero Cori, sigue teniendo miedo, teme que algún día, alguna de las bandas, prepare una encerrona. Teme que el espectáculo se tiña de sangre y que el equilibrio de fuerzas de MagraCity se quiebre cualquier noche de miércoles. Por eso, antes de la actuación, Cori siempre está nerviosa.

- Ya te toca -dice Vergantonio.

Cori apaga el cigarro en el suelo y se ajusta la corbata.

- Deséame suerte.

- Sabes que no la necesitas.

La ropa se desprende de su cuerpo, se resbala por su piel, cae al suelo y se pierde. Sus piernas se enredan en la barra, la espalda se arquea y una gota de sudor busca hueco entre sus pechos. Su labios tararean la canción de fondo, cantada en italiano, en francés…, quién sabe; cantada en el idioma de las diosas. Una media de rejilla cae sobre la lámpara de una de las mesitas, un instante de silencio recorre la sala, un telón de terciopelo cae para esconderla… El espectáculo es así en Magra City, tal y como comienza, acaba.