miércoles, junio 28

Imaginen

Imaginen la lámpara cubierta con un pañuelo de gasa roja. Imaginen la habitación, envuelta por esa luz de terciopelo, reflejada en el espejo del techo, tiñendo de destellos las sábanas de seda blanca. Imaginen la cama en medio de esa atmósfera creada para el deseo, la cama a medio hacer o a medio deshacer, la cama en la que se perfila la figura de un cuerpo desnudo. Y, ahora, imagínensela a ella…, ¿no es preciosa?