miércoles, junio 15

Supongo que da igual si te digo que antes de conocerte no era celosa, que nunca temí que ningún tío me dejara por otra. Y ahora, no sé si por todo lo que he vivido hasta el momento o por lo perfecto que me pareces, me paso la vida desquiciada, con celos hasta de mi sombra. Hay veces que creo que me vuelvo loca, tú me vuelves loca!! Y lo peor de todo es que temo que te des cuenta de lo paranoica y posesiva que soy y que me mandes a la mierda viendo que desconfío de ti cuando nunca me has dado razones para que lo haga. Me han hecho mucho daño, se han reído de mí y siempre he sido yo la que ha quedado como la tonta del cuento. Siempre fue así hasta que un día me harté y decidí que eso no volvería a pasar: entonces seguí siendo la tonta, pero tonta despechada, que sigue amando por mucho que le hagan y que solo encuentra satisfacción en la venganza y el rencor. Es tan triste como cierto, lo sé. Pero un día te conocí y empezaba las mañana con un dulce buenos días princesa!! y acababa los días con un qué descanses, preciosa, susurrado suavemente, en un escalofrío junto a mi oído... y el temor a seguir siendo la tonta se hizo aún más fuerte porque si tú, que eres el tío más perfecto de este mundo, que me ha amado más que nadie y a quien he querido más que a nada; si tú me abandonaras por una de esas rubias de pantalones ajustados y sin cerebro por las que me suelen dejar siempre, probablemente ni siquiera podría disfrutar del placer que supone sentirme humillada y lograr resurgir de la nada para empezar de cero pues, lo más seguro es que muriera de tristeza justo en el instante que notara tu ausencia.