viernes, diciembre 30

He pasado una mala noche

Me levanté y lo primero que hice fue lavarme los dientes. Despacio y a conciencia. Después me eché en la cama, ya era de noche y la habitación comenzó a dar vueltas. Me mareaba. Tenía ganas de vomitar, pero no podía levantarme. Entonces me dormí y mis sueños se llenaron de fantasmas que debería haber visto solo dos veces, pero que se aparecieron para atemorizarme durante toda la noche, una y otra vez. La habitación seguía dando vueltas, pero era tal mi miedo y el sudor frío que bajaba por mi espalda que ya no estaba mareada.
Habrían pasado unos dos minutos desde el comienzo de este relato cuando parecío un tipo con un pasamontañas y una Biblia bajo el brazo. Olía a perfume barato de furcia barata y tenía los dientes de un amarillo repugnante. Me levanté y lo primero que hice fue lavarme los dientes. Despacio y a conciencia. Después me eché en la cama, el tipo ya no estaba y pude dormir tranquila hasta que apareció aquel niño en mis sueños, que tenía una sonrisa oscura, sin dientes ni alegría. De nuevo estaba mareada. Tampoco pude levantarme esta vez. Aún sigo en la cama.