sábado, octubre 8

En pocas palabras

Intentar explicarlo todo en pocas palabras, ese fue el error. Porque al final no había dicho nada o, al menos, estaba segura de que Juan no había entendido nada de lo que trataba de explicarle. Todo se había ido a la mierda, sin más, en un abrir y cerrar de ojos... cerrar los ojos, dejarse llevar, besarse con ella, abrirlos y ya está, todo a la mierda. No debió cerrar los ojos aquella maldita noche, cuando ya presentía lo que iba a pasar. Pero una vez cometido el error, no que no debió hacer es confesárselo todo a Juan y, menos aún, sin antes haber preparado y requetepreparado un discurso del tipo "estaba borracha, me dejé llevar, las hormonas, ya sabes, soy joven y ella es tan guapa...".
En fin, que había metido la pata con todo, como siempre. Fracasada. Sí, así es Blanca, no es más que una fracasada, perdedora, insegura, torpe, malhablada, terca, testaruda, fea, grosera, estúpida e, increíblemente y pese a todo, lo que su madre llamaría "ligerita de cascos". No es que esté mal que se acueste cada fin de semana con un hombre diferente, no seré yo quien critique esa santa costumbre, Dios me libre. Lo malo de Blanca es que, debido a sus inseguridades, busca ansiosamente una relación estable, pero cuando al fin encuentra a un hombre que la ama tal y como es y que incluso logra enamorarla, es incapaz de mantener las bragas en su sitio y, justo en el instante en que todo empieza a funcionar, lo echa a perder por un polvo rápido y el pitillo de después. Blanca, ante todo, es sincera y, siempre que la ha cagado, ha sabido asumir las consecuencias: borrón y cuenta nueva. Una veces le ha dolido más, otras veces le ha dolido menos y, después de todas esas veces, ocurrió lo de Juan. Llevaba casi un año con él cuando (estúpida, estúpida, estúpida), Blanca decidió probar nuevas experiencias y se acostó con su mejor amiga. La noche estuvo muy bien, las cosas como son, pero, a la mañana siguiente, la resaca y el cargo de conciencia no la dejaban parar quieta. Así que llamó a Juan para quedar con él, se lo confesó todo y ahora están sentados frente a frente, en silencio. Llevan diez minutos así, mirándose, sin pronunciar palabra. Blanca piensa que está todo perdido y Juan..., Juan no sabe ni qué pensar. Al final Juan se levanta, se acerca a Blanca y le da un beso en la frente. "Espero que no vuelva a ocurrir". Blanca sonríe: una segunda oportunidad, justo lo que llevaba esperando toda su vida. Sabrá aprovecharla, está segura de ello.