De profesión, Provocador
El viernes, cuando salía de la universidad a las 13.00, aproximadamente, tuve ocasión de presenciar un hecho vergonzoso. Situémonos: entrada a la Facultad de Ciencias de la Información, una cámara de televisión filmando y unas 50 personas a su alrededor. En mi facultad hay cámaras de televisión grabando en todas partes y a todas horas así que, lo habitual, es que sean ignoradas. Extrañados por lo poco común de la sutuación, nos acercamos para descubrir, con sorpresa, que el "reportero" era nada más y nada menos que Kiko (o Coto, no llegué a fijarme tanto) Matamoros, colaborador habitual en el programa de la Campos. El tío, sinvergüenza y provocador donde los haya, tuvo el valor de venir a la facultad en la que se están formando los futuros profesionales de la televisión para hacernos preguntas del tipo "¿Es muy difícil vuestra carrera?". Y lo peor de todo es que le estaba preguntando al típico pavo (porque no hay otra palabra para denominarlo más que pavo), cuya máxima aspiración en la vida es llegar a escribir algo (por estúpido que sea) en un periódico deportivo. El chavalote sonreía y decía que no, que era muy fácil. No he podido ver el reportaje que se emitió (o se emitirá) sobre todo esto, pero probablemente utilicen las declaraciones de este pobre inocente para demostrar que ellos, esos personajillos infiltrados en una profesión que no les pertenece ni les pertenecerá nunca, merecen más ocupar un puesto de trabajo en los medios de comunicación que nosotros que nos pasamos 5 años estudiando una licenciatura, aprendiendo idiomas e informática, haciendo másters y prácticas mal pagadas. Ellos solo tienen que acostarse con el ex del hijo de un famoso para tener un trabajo casi de por vida, o salir en un programa del tipo Gran Hermano. No tienen que saber hablar correctamente, ni conocer el modo más adecuado de plantear una entrevista, ni siquiera tienen que ser guapos, ni tener una voz maravillosa: basta con que sepan polemizar, crear farsas que se puedan vender como noticias, fabricar un mundo de mentiras donde cualquier miseria humana que pueda despertar el morbo del espectador tiene cabida. El mérito de algunos de estos "contertulios" no va más allá de vender/consumir cocaína sin ser pillados por la policía o habérsela chupado al torero famoso de turno... Pero el sistema es así, y no seré yo quien lo cambie: hay demasiados intereses creados alrededor de todo esto como para que el sentido común pueda poner punto y final a esta locura de una vez por todas. Lo que critico, lo que más me avergüenza, es la actitud de mis compañeros, tratando con honores a una persona que les está quitando el trabajo, el pan de sus hijos en el futuro.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Home