Secuestrada
Cuando eres pequeño, tus padres, un buen día, deciden que el aire de la ciudad debe ser malo para un ser tan indefenso y tierno como el pequeño adorable que sostienen entre sus brazos. Así que deciden llevarte todos los fines de semana, fiestas nacionales y demás periodos vacacionales a un pueblecito de la sierra, donde ellos mismos pasaron la infancia, a 30 minutos de Madrid, en coche. Y yo me pregunto, estando tan cerca Madrid y mi pueblo, ¿no será más o menos el mismo aire?
Cuando eres pequeño está bien ir al pueblo, te dejan salir hasta más tarde y te pasas es día en la calle, porque todo el mundo sabe que en los pueblos nunca pasa nada, los asesinatos, violaciones y demás crímenes tienen lugar única y exclusivamente en la ciudad. Sin embargo, te vas haciendo mayor, tienes ciertas necesidades (cine, internet, sexo regular con tu novio, botellones sin vecinas cotillas que lo comenten con tus padres...) y las ventajas del pueblo han desaparecido porque ya no tienes hora para llegar a casa ni en Madrid ni en la China y, a ciertas edades, el calor empieza a afectarte así que lo de pasarse el día en la calle, ya no es un aliciente, más bien todo lo contrario. Pero tus padres siguen empeñados en incomunicarte en el pueblo durante al menos un mes para sentir que aún pueden controlarte, aunque solo sea 30 días al año.
Espero que esto sirva como excusa para justificar mi ausencia. También es cierto que llevo ya dos días en mi casa y aún no había escrito, pero es que he sufrido justo el proceso inverso que describía UGe en un comentario en la entrada anterior: cuanto menos blogueas, menos ganas tienes.
1 Comentarios:
Pues aprovecha para estar con tu familia, que algún día lo echarás de menos.
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