lunes, julio 4

Almería'05

Jojojo, qué grandes, grandísimas vacaciones. Y todo gracias a ese pueblo extraño llamado Roquetas de Mar. Allí la gente es simple y sosa, cosa rara en la gente del sur. Me ponían muy nerviosa, sobre todo cuando les daba por hacer cosas extrañas.
Anéctotas:
- El primer día salimos a dar una vuelta por la noche, como era entre semana, no había nada de ambiente. Así que decidimos meternos a un Pub al azar para tomar algo. Al entrar, toda la gente que había en el local nos miró y continuó mirándonos durante todo el tiempo que estuvimos dentro. Yo empecé a pensar que allí pasaba algo raro, que era una secta o algo así y que nos miraban porque éramos las víctimas perfectas para llevar a cabo sus rituales satánicos... entonces miré alrededor y vi que todos los que estaban allí eran chicas jovenes, rubias y relativamente guapas, y algún vejete con cara de baboso. Al fondo del bar había una plataforma con una barra en el centro... Decidimos ir a beber al hotel.
- Un guiri se puso a tirarle los trastos a un inmigrante en la cola del estanco. Le dio tabaco y, por la noche, les vimos juntos paseando... no queremos ni pensar lo qué ocurrió cuando llegaron a la habitación, ni cuánto tabaco tuvo que comprar el guiri para disfrutar de tan exótica compañía.
- Los mendigos en Roquetas eran guiris. Se metían a la piscina de nuestro hotel y se bañaban vestidos. Entonces el socorrista se les acercaba y les decía, muy bajito: "Dihcurpe, aquí hay que bañarse con gorro de picina".
- Las moscas eran tontas y había millones. Al principio intentabas darlas para asustarlas, que salieran volando y te dejaran en paz. Pero eran tan tontas que no volaban y tú terminabas con ellas estampadas en la mano (y en la cara o en alguna otra parte de tu cuerpo si era ahí donde se habían posado), así que, al final, aprendimos a convivir con ellas.
- Un coche con publicidad y un altavoz anunciaba "Roquetas busca un torero" e instaba a todo el mundo a participar, bien como aspirante al cargo de "torero de Roquetas", bien como seleccionador. Después el mensaje se repetía en inglés y alemán.
- Roquetas está lleno de moscas, asturianos y guiris, por ese orden.
- El vodka no se congela y la granadina se hunde.
Estas son las anécdotas raras, dignas de mención, pues hubo muchas otras. El caso es que, como en todas las vacaciones de amigos, las coñas fueron constantes y nos reímos muchísimo. Pero lo mejor de todo, sin duda alguna, mi Sevi.